jueves, 24 de marzo de 2011

LA DROGAS

Lo mejor que puedes hacer en la vida es seguir los consejos de los padres, que son los que se interesan verdaderamente por sus hijos y los cuales solo te quieren el bien.
            Os voy a contar la historia de una amiga mía que conocí en la escuela y llevamos de amigas desde muy pequeñas. Ella sufrió mucho en esta vida por no haber seguido los consejos de sus padres y haber cogido el mal camino. Su nombre es Sara y tiene 28 años. Actualmente está casada y tiene dos hijos. Ella dejó los estudios a los 14 años porque no le interesaba estudiar y no por problemas económicos. Para sus padres su mayor ilusión era que su única hija fuese una buena abogada, igual que su padre. Su madre es doctora.
            Por culpa de la mala juntera y por amigos problemáticos Sara dejó los estudios, empezó a llegar a casa muy tarde; horas pasadas de la que le acordaban sus padres. Ellos empezaron a preocuparse mucho por su hija y decidieron a enviarla a un internado y ella se negó. Cuando vio que iba a ir al internado obligada decidió escaparse de su casa. Entonces la acogió una amiga suya en su casa. Desde entonces empezó con el alcohol, cada día iba peor hasta que terminó en las drogas y hasta finalizó en el hospital ingresada. Aún así ella siguió con las drogas y sus malas junteras.
            Con sus 16 años se quedó embarazada. Su novio se llamaba Carlos, tenía 20 años y también estaba metido en el mundo de las drogas. Pasados unos cinco meses, más o menos, él falleció por un trágico accidente de tráfico porque iba muy bebido. Sara iba con él con el coche, pero gracias a Dios no le pasó nada. Ella sufrió mucho porque no tenía a nadie que la pudiese ayudar, ya que sus padres le dieron la espalda cuando quiso dejar sus estudios y cuando se metió en el mundo de la droga. Sara vivía con su novio.
            Desde entonces es cuando ella se vio en el borde de la muerte y que le podía pasar lo mismo que su novio, y lo malo que sería para su bebé que ella consuma drogas.
            Ella pidió ayuda en los centros específicos para los drogadictos. Yo pienso que debería de hacerlo más de una persona, ya que ellos están para ayudar.
            Al poco tiempo Sara ingresó en esos centros y ahí fue donde dio luz a su primer bebé, una niña preciosa. Le puso el nombre de su madre: Ana.
            Cuando salió del centro, Sara se fue a vivir a su casa con su hija, donde vivía con su novio. A partir de ahí ella empezó a trabajar en casas, a ayudar a ancianos y a personas enfermas. Así es como ella empezó a ganarse la vida. Poco a poco siguió con los estudios.
            Al paso del tiempo, Sara conoció a una persona que resultó ser muy importante para ella. Su nombre es José y era un buen empresario. Tenía varias empresas que le dejó su padre. Finalmente se casó con él y tuvo otro hijo varón. Ahora ella también trabaja con su marido y es una gran empresaria.
            Yo creo que esta persona ha tenido suerte por darse cuenta temprano en el mundo que se metió. Pido a todos los drogadictos que se acojan en un centro específico para ello.
            Muchos jóvenes beben alcohol, fuman y pueden probar drogas. La mayoría de las veces lo hacen los fines de semana por diversión y también por curiosidad.
            Creo que las drogas pueden hacer que uno se sienta bien, pero también puede dañar la salud.
             El uso diario de las drogas puede ocasionar enfermedades graves, por ejemplo como la depresión. Eso es lo que le pasó a mi amiga Sara después de meterse en el mundo de las drogas y por verse últimamente sola y que traía a un bebé al mundo.
            Desde mi punto de vista, creo que los padres deberían prestar más atención a sus hijos e informarse sobre los efectos y los riesgos de las drogas, sobre con quién suele estar sus hijos y cuándo y dónde suelen estar. También deberían mantenerse al tanto de los avances tecnológicos, ya que ahí pueden sacar toda la información para poder prepararse para ello.
            A los padres que se encuentran en este estado deberían ayudar a sus hijos y pedir ayuda a cualquier médico de la familia, a los trabajadores sociales, a los maestros escolares y a centros de orientación voluntaria.

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