Volver a estudiar después de treinta y cinco años es un reto que merece la pena, nunca es tarde para hacer eso que habíamos dejado a un lado por motivos personales.
¡Pero bueno!, estoy aquí con toda la ilusión del mundo, aunque a veces crees que es imposible, porque hay alguna asignatura más difícil, pero poco a poco y con mucho esfuerzo vas entendiendo.
Estoy contenta y haciendo lo que siempre había deseado, aún teniendo más obligaciones, como la gran mayoría de nosotras.
Sería lo último que dejaría de hacer.
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